Fisioterapeuta desde 1998 y directora del centro Vincles desde 2018
Colegiada 2310
Me apasiona mi trabajo, trabajar con personas, escuchar lo que me dicen ellas y lo que me dice su cuerpo, y ayudarles en su proceso de recuperación .
Trabajo únicamente con las manos , seleccionando la técnica que más se ajusta a la disfunción, edad, morfología o estado de cada paciente. Utilizando mis conocimientos pero también mi intuición y percepción que va más allá del tacto. El cuerpo de una persona, los puntos de restricción/dolor que presenta, pueden decirnos muchas cosas.
Debemos ir a buscar el origen del dolor , ya sea mecánico, visceral, energético o emocional. Y utilizar técnicas orientadas a aliviar este dolor y restaurar las funciones del cuerpo para promover la salud y el bienestar de la persona.
Creo que es muy importante, para que el tratamiento sea efectivo, explicar al paciente qué está pasando en su cuerpo, cómo puede gestionar el dolor, entenderlo, de qué le está avisando… Y es imprescindible su participación activa en el proceso de recuperación; realizar ejercicios, corrección postural, cambios de hábitos, revisión de emociones… Y por supuesto, cuando es necesario, derivar a otros profesionales que puedan ayudarle en este proceso.
Soy responsable, trabajadora y con gran empatía.
Ser madre de 2 hijos me ha aportado el mayor aprendizaje, entender que tenemos que vivir más relajados, con más presencia y conciencia, amarnos y cuidarnos para poder ofrecer a los demás lo mismo y dejarnos de autoexigencias y prejuicios que sólo generan malestar y frustraciones. Si logramos esto, nuestro cuerpo funciona mejor y es más fácil que todo esté en armonía.
He tenido la suerte de trabajar como fisioterapeuta desde que terminé la carrera hasta el día de hoy. Al mismo tiempo, he estado en constante formación para ampliar conocimientos y mejorar los resultados de mi trabajo. Esto me ha aportado seguridad y confianza en lo que hago.
He trabajado en consulta privada pero también en el campo de la geriatría, en el que vi la gran importancia de acompañar el tratamiento físico con la escucha y la empatía. Los resultados son infinitamente mejores.
La osteopatía me abrió ese camino; mirar a la persona como un todo, sabiendo que todos los sistemas están relacionados y trabajan conjuntamente, y como consecuencia, en caso de que uno esté afectado, puede repercutir en los demás.
Pienso que cada situación te enseña algo y es una oportunidad para crecer. Muchas veces el dolor nos está mostrando algo que no funciona en nuestra vida… y no podemos ignorarlo o cubrirlo con medicación, porque normalmente el proceso empeora.
En estos años de trabajo y formación me he hecho consciente de la importancia de ver a las personas a un nivel más global, no sólo como un cuerpo con dolor, bloqueos o limitaciones, sino también una persona con emociones y pensamientos que pueden estar influyendo en su estado físico.
